lunes, 17 de mayo de 2010

LA LUZ DE

No creí que mi lira sonara,
que mi pluma escribiese sobre vos
pues sin conocer mucho de tu vida
en tu rostro vi reflejada la luz.

Es difícil llegar a una alabanza,
donde refleje toda tu verdad,
donde muestre que fuiste la esperanza
de una parte de la humanidad.

Y de aquella otra parte
que tan solo de lejos te conoció
ha llegado tan solo a amarte
porque a sus oídos tu grandeza llegó.

Y Dios sabe donde coloca cada pieza
en este engranaje de la creación,
y llevaste a todos la tibieza
reflejada en cada oración.

Esparciste luz con tus manos
alumbrando senderos oscuros,
protegiste a cada hermano
de lo fatal e inseguro.

Dios, a tu rostro las arrugas le dio,
a tu cuerpo, la vejez en años
pero ello no te hizo daño
pues en ti la belleza floreció.

Supo en tierra árida sembrar
a la más esplendorosa estrella
sensible, fuerte y bella
deseosa siempre de amar.

Y tu amor se hizo fecundo
alzándose hacia alta mar
para recorrer el mundo.

Y fue en ese mismo jardín
donde se cultivan muchas flores
que tu has sido el puro Narciso
de resplandecientes fulgores.



No hay comentarios:

Publicar un comentario