lunes, 17 de mayo de 2010

LA SIERVA DE TODOS
LOS SIERVOS DE DIOS

Mensajera del amor
siempre dispuesta a ayudar,
tendiendo una mano, ofreciendo una flor
brindando a todos un poco de paz.

Su camino fue siempre difícil,
no se puede en tierra árida sembrar
pero su amor tubo tanta nobleza
que pudo narcisos en aquellos campos cosechar.

Al más pequeño de sus hermanos, sirvió,
cubrió con su manto toda desnudez
y no le quedó nada pues todo lo dio.

Mas era tanta su riqueza
que en la nada volvía a surgir
la riqueza ya gastada
de su purísimo vivir.

Por el viento voló su pasión,
por el cielo subió su anhelo,
raro y curioso vuelo
de su loco corazón.

Por la tierra arrastró su locura
y en un suspiro se hizo luz,
hiriente y dolorosa cruz,
amante y pura frescura.

Bajó una estrella de rocío
hacia la profundidad de su corazón,
enloquecida ya su razón
de su amante y caudaloso río.

Dios la llenó de gracia
por llevarlo dentro de sí,
por haber sembrado en tierra árida
con tesón y frenesí.

Por haber cosechado rosas
en donde nunca nadie sembró
depositando nuevas estrellas
en los lugares por donde caminó.


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